Sanlúcar de Barrameda: Desafío Doñana 2017

Sanlúcar de Barrameda: Desafío Doñana 2017

Otra aventura más, y como sospechábamos, esta era de las buenas. Un mes previo con ferias, vacaciones y demás detalles que te invitan a dejarlo para otro año. Hay que ser constantes, o cabezones, llámalo como quieras. No desistir.

En el último mes le hemos dado muchas vueltas a si era una buena idea hacer un reto como este en unas fechas que la mayoría de la gente está descansando, o en pretemporada. Finalmente, se tomó la decisión y fuimos.

La semana antes, el trabajo me tuvo sin poder entrenar ni un solo día, y el viernes salíamos hacia Sanlúcar de Barrameda bien descansaditos. 7 horas más tarde, estábamos buscando el polideportivo en la avenida Bajo de Guía, deseando recoger lo necesario para la prueba del día siguiente.

Nos hicimos la foto de rigor, dejamos preparadas las bolsas para las transiciones, colocamos la bici, y para casa, que había que salir a probar las tortillas “mixtas” de camarones.

Vaya nochecita, apenas si pude dormir. Hasta las 5 escuchando la radio, y a las 8 ya estaba despierto, así que me levanté a desayunar, y al momento salió Javi que también pasaría lo suyo.

El desafío empezaba tarde (11:30), por lo que nos dio tiempo a hacer el tonto un rato para despejar nervios. Salimos con nuestras señoras hacia el polideportivo a por las bicis, y ya quedaban pocos aparcamientos. La gente madruga más que nosotros, siempre. Cogemos las bicis, una foto con cara de susto y ¡venga!, a la salida que esto empieza.

Colocados en la salida, repasábamos a la gente colindante, viendo que iban algunos que parecían se habían colocado allí por algún despiste. Mira esos, si son capaces de terminar, nosotros deberíamos también…

Dan la salida, neutralizada por las calles de Sanlúcar. No sé qué entienden estos por “neutralizada”, si nos llevan a 32km hora, cuando dejen correr verás…

El recorrido de la bici, fantástico. Por buenas carreteras, autovías y con al menos un carril cortado para nosotros. Salimos de Sanlúcar hacia Trebujena, llegamos casi a Jerez de la Frontera, pasamos por el Puerto de Santa María, Rota, Costa Ballena, Chipiona y para casa. Toda una señora vuelta.

Cogimos un buen grupo, unos 10 éramos. Casi todo el tiempo con la gente de cabeza, aunque no empezamos a tirar hasta los últimos 20 km, en una carretera con un firme algo más irregular y con pequeños sube y baja. Llegamos a meta con un tiempo de 3 horas, 13 minutos. Estupendo, ahora tenemos 4 horas para acabar los 30 km de carrera. Todo pintaba bien.
Además, no estábamos muy castigados, a pesar de los 31 de media que habíamos sacado.

Con una tranquilidad pasmosa, dejamos la bici y nos dirigimos a la carpa-vestuario para la transición al nado. La gente se ponía el neopreno, nosotros no, preferíamos hacernos fotos y grabar un pequeño vídeo.

Nos dirigimos al río, alguien nos da instrucciones de como acometer la travesía pues hay corriente. Hago caso omiso, estoy poniendo el reloj en estado “aguas abiertas”. Nos tiramos al agua y nos ponemos a nadar, juntitos, para no perdernos. Nos dio para hacer una broma con un voluntario de una piragua. Enseguida salimos en la otra orilla, ahora queda lo bueno, madre mía 30 kilómetros corriendo por la playa, ¿no podría ser menos?, es que ya tenemos una edad…

Entramos en la carpa de la T2, hay gente estirando, con tirones y calambres. Suerte de no sufrirlos nosotros. Le indicamos a uno como debía estirar para los calambres del cuádriceps, creo que no le debió ir muy bien.

Salimos corriendo, sacamos la cámara y empieza el reportaje. Un avituallamiento cada 2,5 km. La organización de 10. Cada vez que llegábamos a uno alguien salía hacia nosotros a entregarnos agua e isotónica, de esa que se pone azuuul. Aun así, parábamos un poquito a tomar un gajo de naranja, o un gel. No hay que ser descortés, y ya que estaba ahí…

Así fuimos consumiendo avituallamientos, y por ende kilómetros. Siempre íbamos buscando las zonas más compactas, a veces esto suponía tener que atravesar pequeños riachuelos saltando, cuando aún teníamos fuerza en las piernas.

Además de los corredores, varios fisios estaban pendientes en el recorrido que nadie se lesionara. Iban con sus mochilas y atendían a la gente sobre la marcha, otro acierto.

Llegamos al puesto de control de los 15 kilómetros, y un tío solo allí nos dice que pasemos por un pequeño arco para certificar que hemos llegado. Pues eso. Ahora queda la vuelta.

Tenemos la brisa a favor, aunque hubiera sido un huracán. Las piernas iban a su aire. Los avituallamientos tardaban un mundo en llegar, pero llegaban…

A estas alturas, ya había algunos que iban andando, les adelantábamos despacio que no queríamos que se enfadaran y nos volvieran a adelantar…

Los dos últimos se me hicieron muy largos, pero al final veíamos el arco de meta a lo lejos. Ya estaba hecho. Unos 200 metros de arena seca de playa, y la ansiada alfombra azul. Entramos juntos, nos colocan la medalla. Lo hemos conseguido.

7 horas y 26 segundos, reza en la grabación de la parte posterior de la condecoración.

Nos estaban esperando nuestras mujeres, que tuvieron que aguantar pacientemente al sol esas 7 horas que tardamos en terminar el Desafío.
Volvimos al pabellón, en la barcaza que pone la organización. Menos mal que pude coger un asiento.

En el pabellón, el avituallamiento final, plato de pasta, sándwich, bolsa de frutos secos y refresco. No llegamos a tiempo al masaje de los fisios, aunque nos hacía una falta…

Recogimos las bolsas, la bici y nos fuimos para casa a ducharnos, que aún nos quedaba dar una vueltecita por Sanlúcar.

Un reto que empecé con mucho miedo acabó con una tremenda satisfacción, disfrutando de lo que estábamos haciendo, pasándolo bien a veces. Son esos momentos los que hay que recordarse a uno mismo el porqué de tanto entreno, y porque después de jornadas de 10 horas de trabajo, no nos quedamos en casa.

Es lo que tiene ser inquieto. Eso, y rodearse de gente que te apoya y te acompaña. Sin toda esa gente, no hubiéramos llegado ni a la primera de las metas.

Muchas gracias a todos, ellos saben quién son.

Ya no estoy tan seguro de poder decir: continuará…

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Juan Javier

Juan Javier

Ultraman. No limits

Me gustan los retos grandes. Empecé corriendo una Maratón y debuté en Triatlón con un medio Ironman de cross. Varias travesías de larga distancia, el IronMan de Gandía, y el UltraMan del Trijote, ¿quien dijo miedo?. Todo se me antoja

En un momento de la vida, del año 2010 estaba un tanto aburrido y desmotivado, sin metas y me dije: tengo que hacer algo. Me apunté al maratón de Madrid. Contaba con casi 4 meses para entrenarlo. Ya tenía un pelín de fondo del aikido que  también práctico.

Lo acabé en 3h27’. Con los pelos de punta todo el camino. ¡Q emoción!

Me relajé el resto del año y al año siguiente me pide Charly (un amigo) q le entrene. Cartulina romántica y le acompañé a su primer Maratón 3h,35’. Luego vinieron 4 más. Mi mejor tiempo en Madrid 2012 con 3h13’.

Me compré una bici y Charly me apuntó a nuestro primer duatlon sprint en 2012 y a los 101 km de Ronda 2013 en duatlon

Empecé a nadar y para debutar me apunté al tricros de media distancia, 22 leguas Canal de Castilla (el 1° de España decían), y después ya no tuve fin;

Triatlones sprint y olímpicos, carreras populares, medias maratones (mejor tiempo 1h25’ en Aranjuez) Travesía Valle Iruelas, Travesía  Tabarca-Sta Pola, Desafío Doñana 2012, Trijoteman 2014, Talajara 2014, vuelta a Ibiza en piragua 2014, Desafío islas Cíes 2014 (10km nado), Ironman Gandía 2014(11h5’), vuelta a Formentera a nado por la fibrosis quística 2015, Ultraman Almagro 2015 (primer Ultraman en España que terminé en 32 horas). Medio Ironman Toledo 2016 y 2017.

Ahora también hago Canicross con la perrita Sira y también Cuadriatlon (I CUADRIATLON ciudad de Talavera).

¿El equipo?, en el 2014 empezamos a rodar, y en 2015 a nadar juntos; gran parte de los entrenos y aventuras son compartidos.

Puedo decir que me lo paso en grande con ellos, con nuestro humor infantil y demás asuntos y q a pesar de ser añosos, tenemos mucha ilusión por preparar y participar en nuevas y diversas aventuras.